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Diablada de Píllaro

Según viejos pergaminos, el diablo solía aparecerse en Píllaro en el siglo XVI, a inicios de la Colonia. Hoy, pasado el mediodía del 1 y el 6 de Enero de cada año, más de mil diablos bajan desde los barrios aledaños hacia el parque central, brincando, gruñendo y exhibiendo unas máscaras espectaculares -las mejores del país en su género- hechas de papel engomado, con dientes y cachos de animales. Los diablos traen capas, pelucas, fuetes y animalitos vivos o muertos en la mano, que usan para asustar a los mirones. La tradición de la “Diablada” exige que, quien se disfrazó una vez, tendrá que participar los doce años siguientes, de lo contrario, tendrá muy mala suerte. Por el contrario cumplir con el rito trae buena fortuna. 

©  Paúl Guerrero G. - Todos los Derechos Reservados

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